miércoles, 28 de septiembre de 2022

TEMA: FEMINICIDIOS


                             
                       Índice 

             PORTADA.....................
             INDICE..........................
             INTRODUCCIÓN...........
             PROTOCOLOGO...........
            TEMA............................
            HIPÓTESIS....................
          MARCO TEÓRICO...........
        ANÁLISIS DE DATOS Y                
        RESULTADOS.......    
       GRAFICA .........              
      MUESTRA.................
            MANIOBRA....................
            OBJETIVO GENERAL.....
      OBJETIVOS ESPECÍFICOS...
            DESARROLLÓ.................
            CONCLUSIÓN.................
            BIOGRAFÍAS................. 
        CONCLUSIÓN.......
         
           
INTRODUCCIÓN
A nivel mundial, la prevalencia de diferentes manifestaciones de muertes relacionadas con el género está alcanzando magnitudes alarmantes. Culturalmente y socialmente arraigadas, estas manifestaciones siguen siendo aceptadas, toleradas o justificadas - con la impunidad como norma. La responsabilidad de los Estados de actuar con la debida diligencia en la promoción y protección de los derechos de las mujeres es en gran medida insuficiente en relación con el asesinato de mujeres” [1]. En todo el mundo las defensoras de los derechos de las mujeres luchan contra la intensificación de la violencia contra las mujeres y el feminicidio así como contra el surgimiento de fuerzas conservadoras que amenazan los logros del movimiento feminista.
Centrándose en algunos países latinoamericanos y europeos, este dossier recoge artículos escritos por destacadas feministas, defensoras de derechos humanos, académicas y representantes de la sociedad civil en América Latina y Unión Europea. Así, se exponen y analizan la situación del feminicidio por país, las respuestas del movimiento feminista, así como algunas iniciativas oficiales como la reciente convocatoria conjunta de la Relatora de la ONU sobre la violencia contra la mujer, la cual viene a exigir el establecimiento de un "observatorio del feminicidio" que permita monitorear, comprender y mejorar las políticas públicas destinadas a erradicar la violencia contra la mujer . Por otro lado, el dossier contiene artículos sobre la penalización del aborto y su relación con los derechos reproductivos, muertes maternas prevenibles y abortos clandestinos.

  PROTOCOLOGO

El feminicidio contiene reglas minimas Que se exigen como requisitos  en investigaciones de calidad marcada por estándares internacionales , dando prevalencia a la perspectiva de género para la investigación del homicidio de la mujer y niñas 
            FEMINICIDIOS 

 es indispensible reflexionar profundamente sobre este acontecimiento dramatico ,sobre estos eventos que corresponen a la acomulcion de feminicidios en niveles de intencidad y expancion cuantitativa, alarmantes en mexico. estos hechos coresponden no solamente a esta estdistica marcasdas en en america latina y en el caribe sino en el contienente, en el mundo 
                  ✨Primera hipótesis 💥

 DE ALGUNA MANERA LO SUCESOS DE VIOLENCIA DEMOLEDORA Y DE MARCHA MACABRA DE LA MUERTE PARE RELACIONACER CON LO QUE GEORGES BATAILLE LLAMADA LA PARTE MALDITA, QUE TIENE VER, OVIAMENTE, CON LO QUE EL AUTOR MENCIONADO LLAMA EL EXCENDETE, EMEPERO EL TEMA UNA CONCEPCION CUALITATIVA DE ENERGIA ACUMULADO , QUE TIENE QUE SER AGOTADO. DE ESTA MANERA BATALLIE EXPLICO EL DESARROLLO DEL MODO DE PRODUCCION CAPITALISTA particularmente descomunal en las etapas avanzadas de este desarrollo; es decir, la plusvalía y la compulsión por la ganancia no son otra cosa que manifestaciones de este derroche de energía, que, a su vez, está íntimamente vinculada con el goce, la búsqueda de  placer, el imaginario del deseo insatisfecho. ¿Qué se busca? Hay un paralelo entre estas rutinas sin imaginación de buscar y lograr la ganancia con otras rutinas más animadas, que tienen que ver con el goce con la búsqueda del goce, con el placer, con la búsqueda del placer, su realización y sus logros, pero también, mayormente, con sus frustraciones, sus insatisfacciones. Se puede ver, entonces, que aparece la figura de paralelismos, de analogías y obviamente de diferencias. En este tramo dibujado, entre la búsqueda del placer y la compulsión de la ganancia, tenemos otras figuras que tienen que ver con descargas de energía, ciertamente muy vinculadas a la ganancia, en términos marxistas se podría decir vinculadas a la apropiación del excedente económico o a la lucha y competencia por capturar la mayor parte posible de esta distribución del excedente.Cuando esto ocurre, sobre todo cuando ocurre en los ámbitos y proximidades del imaginario pobre, vaciado de contenidos, paradójicamente sin imaginación, de la compulsión por la ganancia, de ganar por ganar, de obtener riquezas por obtener riqueza, de sentir, equivocadamente, por cierto, que el dinero otorga poder y prestigio, de lo que lo único que tiene sentido es precisamente obtener sobreganancias. Lo que se puede obtener por los caminos paralelos a la economía institucionalizada, por ejemplo, en la economía el lado oscuro, en la economía de las formas paralelas de las prácticas opacas de obtención de ganancias, los tráficos. Aquí tenemos el contexto que hace de fondo, de marco, donde se desarrolla la marcha macabra de la muerte y el descarnado asesinato de mujeres, el feminicidio.
 
De alguna manera esta inclinación por la ganancia, que adquiere la tonalidad evidente del sin sentido, esta inclinación desbocada por la acumulación de sobreganancias, logradas de manera rápida y alucinante, lleva a un desprecio también descomunal de la vida. No solamente de la vida ajena sino también de la propia vida;por ejemplo, de la vida de los que están inmiscuidos en estos trajines en los ámbitos sórdidos del dominio territorial de los cárteles. Entonces, se desprecia la vida al obtener altas sumas de dinero; al no saber cómo gastar el dinero mal habido, salvo en la inutilidad abismal, que otorga una sociedad de consumo, ocurre como que, una vez lograda la riqueza, la ganancia, el dinero desbordante, no se supiera en que gastarlo o al gastarlo no se obtendría la satisfacción del deseo, del oscuro objeto del deseo. En consecuencia, lo único que queda como posible satisfacción, en la imposible realización del deseo, es la muerte. El excedente de energía acumulado, que ya no sería económico, se descargaría en el asesinato, en el homicidio, en el feminicidio, en el genocidio, en el ecocidio. Particularmente la muerte de mujeres es el síntoma de la descomposición social.
 

Los cárteles, que son básicamente fraternidades de machos, cuyas composiciones subjetivas son grotescamente barrocas, cuyos perfiles subjetivos son extremadamente limitados, no abren porvenir, mas bien lo clausuran; estas sociedades de lo ilícito, hablando metafóricamente o usando la palabra formal de los estados – señalando la específica delincuencia -, no ofrecen horizontes ni porvenir de ninguna clase, en el presente, agotado en sí mismo. El presente se habría ahogado en la nada, en una nada desgastada, una nada ordinaria, una nada aburrida, una nada donde incluso el deseo se agota, se muere, una nada de ausencias culturales, donde lo único que se puede hacer es matar, sobre todo matar una de las figuras simbólicas de la posesión machista, que es el de poseer mujeres; no para amarlas, si no por puro gusto y placer, por puro derroche sexual. Es cuando se desata notoriamente está macabra marcha de los feminicidios.

                   Segunda hipótesis 

La segunda hipótesis tiene que ver con el miedo a la vida, sobre todo en los estratos que terminan siendo privilegiados, dominantes, tanto del lado oscuro del poder como del lado luminoso del poder, del lado institucional del poder como de su lado opaco, así como de su lado oscuro, que ya hemos mencionado. Se forman estratos privilegiados, dominantes, un conglomerado de burguesías de lado institucional de la economía y del lado opaco y oscuro de economía. Estos estratos sociales dominantes, que no tienen horizonte, salvo su estrecha circunscripción banal, tienen una lectura esquemáticamente triste de la economía, economía restringida a la especulación, coerción, chantaje, expoliación. Concepción trivial que se reduce sencillamente a la acumulación o a la sumatoria de ganancias. En la gama de esta concepción, esquemática y trivial, puede haber variaciones; por una parte, están los restringidos estratos cultos de las burguesías, que han ido a las universidades, que conllevan una ideología más elaborada, empero prácticamente dicen, en el fondo, lo mismo, sin salir del marco del esquematismo. Lo que hacen es legitimar ideológicamente sus privilegios, su situación, su posición en la estructura social. Por otra parte, se encuentran otros estratos del conglomerado abigarrado burgués, que están menos ilustrados, los nuevos ricos, particularmente los estratos de ricos vinculados a los tráficos. Cuando esto ocurre tenemos distintos perfiles subjetivos, que no tienen otra explicación de la vida sino este esquematismo restringido de la economía, que antaño, para decirlo ok de esa manera, se llamaba “desarrollo”, ese antaño, que es prácticamente el anterior siglo. Antes de ese antaño reciente se llamaba modernidad, figura olvidada en sus connotaciones todavía de características apreciables, valorables, relativas a un deteriorado romanticismo. No hay que olvidar que el concepto de modernidad es estético, corresponde a la intuición lúdica de los poetas malditos. Entonces tenemos estratos del conglomerado burgués, que corresponden imaginarios enajenados, reducidos al máximo de evidentes vacíos. Estratos burgueses que, frente al acontecimientos de la vida, que no son capaces de comprender; sobre todo no son capaces de entender las problemáticas fundamentales del planeta y de la humanidad. Problemáticas que emergen en plena crisis ecológica, también de la civilización moderna y del sistema mundo capitalista. Hablamos no solamente de la vida en sentido pleno de la palabra, en sentido ecológico, sino también de la vida en su proliferación variante y múltiple, inclusive singularizada en sitios mucho más específicos, por ejemplo, de la vida social, la vida social en sus distintas clases, en sus diferentes estratos sociales, la vida familiar, las vidas en sus trayectorias individuales. El problema es que estas vidas singulares no encuentran un porvenir, no disponen de una mirada que descubra un destino, que ofrezca un porvenir. Como ocurre en las narrativas, que podemos hacer corresponder con la época épica griega clásica, o como aparece en las narrativas míticas de las sociedades antiguas, en las culturas antiguas y ancestrales, recuperadas por las memorias populares, por la arqueología y la antropología. En el ahora presente, atiborrado por el sistema cultural de la banalidad, habría muerto toda narrativa lúcida, iluminista, habría muerto incluso la narrativa propia de la modernidad, que es la novela. En este caso no habría narrativa; lo que habría básicamente es una fragmentada y balbuceante pre-narrativa, es decir una especie de popurrí de consignas muy pobres, sensacionalistas, de abalorios y de consumo provisional. Este conglomerado burgués, barroco y banal, no tiene nada que ofrecer, no tienen nada para explicar, menos interpretar. Tienen miedo a la vida, tiene miedo a la vida en sus distintas formas y diferentes tonalidades, en sus diferentes niveles y contextos. El miedo a la vida se expresa de manera muy fuerte y expresiva en el miedo a la mujer.
 

Hay miedo a la mujer en las fraternidades machistas donde el mito del masculino viril, del macho alfa, está exageradamente mitificado, a tal punto que se da un ventilado terror a la impotencia, a la debilidad sexual. Hay miedo a la mujer en sociedades patriarcales, donde preponderan y campean las fraternidades de machos, donde hay una competencia sorda por ser el más macho, desde muy temprana edad, en la familia, en la escuela y en lo que viene después, en la gama de instituciones donde circula el individuo; se trata de sociedades donde se vuelve un mito del macho alfa, como hemos anotado, donde se tiene terror no solamente a la impotencia sino también a la homosexualidad, terror a ser homosexual; paradójicamente inclinación inherente que está demostrada en la proliferación misma de los grupos, asociaciones e instituciones de fraternidades masculinas. La presencia de estas fraternidades de machos ya es, de por sí, demostración de inclinaciones inherentes a la homosexualidad. En este tipo de sociedades, donde se manifiestan estos problemas, el miedo a la vida es inmediatamente miedo a la mujer, porque simbólicamente la mujer expresa la vida, metafóricamente es la vida, es la vida como naturaleza, es la vida como fecundidad, como fertilidad, es la vida como belleza, es la vida como erotismo, como exuberancia.
 
Hay miedo a la mujer, este miedo tiene distintas tonalidades, distintos perfiles, desde las más eclesiásticas, más tradicionales y conservadoras, hasta las más desvergonzadamente grotescas y despiadadas. Las formas del miedo a la mujer tienen distintas expresiones, que se dan en estos circunscritos espacios de las sociedades institucionalizadas, desplegando distintas formas de significación. Llaman la atención los comportamientos crasos y hasta crápulas, que se dan en estos espacios, sobre todo en aquellos menos cultos, por así decirlo, menos elaborados en cuanto a la justificación del odio a la mujer. En este caso, el odio se descarga de manera inmediata y descarnada en en el feminicidio. Un hombre atormentado mata a la mujer, un hombre celoso mata a la mujer. Hombres que convierten a la mujer no solamente en mercancía, la prostitución, que convierten a la mujer no solamente en objeto sexual, sino, al usarla como objeto, desvalorizan el objeto a tal punto que lo único que pueden hacer, después de sus autosatisfacciones precoces, es matarla. El miedo a la mujer adquiere expresiones realmente alarmantes, de una pobreza enorme en lo que respecta a lo que podemos llamar humanidad. La miseria humana habría llegado al colmo, hasta desaparecer la humanidad misma, haciendo desaparece la humanidad en la víctima, haciendo desaparecer, al mismo tiempo, de manera simultánea, sin darse cuenta, la humanidad de los mismos violadores y feminicidas. Ya no son humanos, no solamente son asesinos, son monstruosidades. Es inconcebible este accionar asesino. No son humanos, lo único que tienen como amalgama grotesca de de sus estructuras subjetivas, de sus restringidas formas de vida, son sus insatisfacciones perdurables y frustraciones ateridas. Ante este panorama desolador lo único que encuentran, como salida a sus propios tormentos, a sus continuas frustraciones y aletargadas complejidades, es matar y asesinar, particularmente a la mujer.

                     Tercera hipótesis

La tercera hipótesis tiene que ver con la descomposición de la civilización moderna, la descomposición del sistema mundo capitalista, con aquello que hemos venido llamando su fase de clausura; se trata de la descomposición mayúscula de la decadencia, desatada en la modernidad tardía. Se hacen evidentes niveles de degradación enormes, llevando al extremo de la amenaza de la desaparición, correspondientes a la destrucción ecológica, a la destrucción de los ecosistemas, a la contaminación proliferante, a la depredación expansiva, a la destrucción demoledora de los bosques, a la contaminación saturada de las cuencas, al ecocidio desgarrador y alarmante, en constante expansión. En correlación a este cataclismo se da lugar la descomposición de las estructuras subjetivas, de los perfiles subjetivos, de las estructuras, de los esquemas de comportamiento y conducta. De las estructuras subjetivas correspondientes a las formaciones culturales, desarticuladas, fragmentadas, dispersadas, subsumidas al sistema mundo cultural de la banalidad. Desaparecieron las estructuras subjetivas relativas a la sociedad moderna de la ilustración y de la dialéctica del iluminismo; antes, desaparecieron las estructuras subjetivas relativas a las sociedades antiguas, correlativas a las culturas antiguas. En la contemporaneidad se ha impuesto el sistema mundo cultural de la banalidad, como lo nombra Gilles Lipovsky. En este contexto se estarían dando lugar composiciones subjetivas individuales, con grados de descomposición sorprendentes, que adquieren visibilidad y evidencia en esos comportamientos sinuosos de las castas políticas, así como en conductas ostentosas del conglomerado burgués barroco. Sobre todo, se hace patente de decadencia extrema en los estratos de los nuevos ricos, particularmente en aquéllos que tienen control territorial, que capturan con tigentes poblacionales marginados, que lo único que tiene como horizonte es precisamente, en el imaginario enfermo, esta excesiva inutilidad de la vida, de sus propias vidas, también esta inclinación inmediata descarada y descarnada por la muerte, concretamente por el asesinato. Estaríamos ante niveles muy grandes de degradación y de descomposición civilizatoria, ante la decadencia generalizada. Los niveles de descomposición social y cultural son excesivos, se dan palpablemente en la magnitud de fenómenos de destrucción masiva, porque es destrucción masiva la magnitud demoledora de destrucción de ecosistemas,de especies, de géneros, de animales, de plantas, de contaminación de ríos. Las estadísticas abrumadoras de los genocidios y de los feminicidios nos muestran hasta donde se ha llegado; son estas las condiciones de imposibilidad de la decadencia las que pueden explicar semejante acumulación cuantitativa de la muerte.

                  Cuarta hipótesis

La cuarta hipótesis tiene que ver con el sinsentido de la pérdida de razón, con el desmoronamiento de la racionalidad y con la diseminación del sentido, es decir, con la develación del sinsentido, que se manifiesta en la vida, incluso en la existencia. La vida y la existencia no tienen sentido, entonces, insinúa la concepción desarmarte del nihilismo del absurdo. Este nihilismo nos llevaría a asumir este sinsentido en el comportamiento y en las conductas, no solamente en los imaginarios, cada vez más vaciados de contenido. En un mundo sin sentido la única salida es la muerte, expresión máxima del sinsentido, la muerte absurda, la muerte buscada, no solamente en el suicidio, sino en el asesinato, cada vez más grotesco, descarnado, descomunal. Sinsentido que nos lleva no exactamente a la locura, porque la locura, trabajada, genealógica y arqueológicamente por Michell Foucault, tiene que ver con la razón, con las formas de la razón institucionalizadas, con exclusión de la otredad, de la alteridad; en este caso, que nos compete, relativo al asesinato y al femenicidio, no estamos en la locura, no estamos en el sinsentido, en pleno sentido de la palabra, opuesto a la razón, – valga el contraste -, sino, mas bien, en el sinsentido de un nihilismo absurdo. No de un nihilismo filosófico, que puede adquirir características hasta románticas; en este caso estamos en un nihilismo absurdo y del absurdo, llevado al extremo de la aberración, inclusive al extremo de la mutilación, del atentado contra uno mismo y contra el otro o la otra, que no es exactamente el suicidio. El suicidio puede tener un sentido, encontrado por escritores y poetas, que se han suicidado. No estamos haciendo ningúna apología del suicidio, no se malinterprete, lo que hacemos es tomar nota de la gama de connotaciones de las significaciones del sinsentido; estamos diferenciando comportamientos y conductas. El comportamiento que actúa contra uno mismo, como mutilación, tiene mucho que ver con el asesinato, se vincula, se exterioriza en el asesinato. En el caso de estos hombres infames, que matan mujeres, tiene que ver con el sinsentido absurdo de ellos mismos, así como con el sinsentido de la muerte ocasionada por ellos, de una manera infame.


                Quinta hipótesis 

La quinta hipótesis tiene que ver con el pasado, ciertamente entendiendo este pasado como representación de aquello que se ha experimentado, se ha padecido y gozado, no solo individualmente, sino también socialmente; eso que se acostumbra llamar historia. Donde la acumulación de problemas no resueltos puede ser interpretada históricamente. Por ejemplo, los acontecimientos bélicos, como la primera y segunda guerras mundiales, habrían develado la irracionalidad inherente a la civilización moderna, sobre todo del sistema mundo capitalista, de su geopolítica, de la secuencia inaudita de sus geopolíticas imperialistas, que en aquel entonces habrían evidenciado la inutilidad misma de la guerra, el absurdo incomprensible de la guerra. La guerra no conduce a nada, salvo a los objetivos malogrados de las dominaciones. Dominaciones que tampoco duran ciclos largos. En consecuencia, la guerra puede ser considerada el desenvolvimiento trágico del fracaso. Los objetivos de la dominación pueden ser logrados parcialmente y en el ciclo corto, pero se desmoronan en el ciclo mediano. Se trata de objetivos alcanzados geopolíticamente, pero que no adquieren cualidad de duración, cualidad histórica y cultural. Pueden mostrar aparentemente los alcances deslumbrantes de lo que se llama, en un sentido economicista, el desarrollo; sin embargo, estos alcances no tienen perspectiva, no se abren como porvenir. Los alcances logrados se agotan demasiado rápido. Como derivación de esta experiencia contradictoria, de estos contrastes entre apresurados festejos y una insoslayable acumulación de frustraciones, el pasado se convierte en problema y el futuro se hace incierto, el presente es el lugar y momento del padecimiento. La interpretación nihilista de la consciencia desdichada, del sujeto desgarrado en contradicciones, se convierte en hegemónica. No habría salida. En estas circunstancias, no necesariamente de una manera consciente sino, mas bien, de manera inconsciente, se desplegarían comportamientos suicidas de alcance mayor; por ejemplo, abolir las propias condiciones de posibilidad de existencia y de vida, que son los ecosistemas. Es más, actuar descomunalmente por la destrucción y autodestrucción, por ejemplo, buscar desesperadamente, de manera consciente o de manera inconsciente, descargar las frustraciones acumuladas en el desencadenamiento de la violencia, que se desenvuelve como figura en espiral, en la marcha macabra de la muerte. Se busca desesperadamente la salida de un mundo sin salidas, del laberinto angustioso; esta salida desesperada se la cree encontrar en la muerte, que sería la única salida en un mundo sin salidas. Supuesta y paradójicamente se encontraría sentido donde se pierde toda posibilidad de sentido, la muerte. Estamos ante síntomas preocupantes y alarmantes de la crisis múltiple de la civilización moderna, uno de estos síntomas corresponde a los comportamientos suicidas de alcance planetario, otro síntoma alarmante y amenazante es el feminicidio, que corresponde al suicidio de la humanidad misma; estos síntomas emergen de la crisis múltiple del descalabro de la conciencia histórica y cultural, emerge de las frustraciones más profundas de la humanidad.  


💅MARCO TEÓRICO💅

La violencia es una forma de entender y abordar el conflicto que lleva a uno de los protagonistas del enfrentamiento conflictivo a asumir posiciones de poder prepotente y abusivo que obligan al otro a asumir posiciones de víctima en la situación. Miguel Székely Pardo Subsecretario de Educación Media Superior (2008). En los últimos años se ha dado la violencia en las escuelas secundarias como en las escuelas media superior (EMS) federales, estatales y autónomos. Las características que se presentan son de entre estudiantes de 14 a 19 años.
Muestra de 13,104 casos representativa a nivel nacional. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP, 2007).
Factores como el incremento importante de la delincuencia adulta, el pertinaz fracaso escolar que se padece desde hace tiempo y las dificultades inherentes a la rápida llegada masiva de inmigrantes (lo que se ha hecho de modo gradual en otros países), constituyen factores que parecen vislumbrar más dificultades para el futuro.

En la actualidad, por una serie de circunstancias casi siempre ambientales y en cualquier caso al margen de la voluntad de los propios menores, miles de adolescentes y jóvenes precisan un tratamiento educativo específico, adaptado a su problemática personal y social. Jóvenes que no al recibir la respuesta psicoeducativa que su situación demanda y a su debido tiempo, con frecuencia terminan vagando por nuestras ciudades y el resto de la sociedad siente amenazada la paz y la convivencia ciudadana por su presencia.

Aunque existen leyes federales y estatales que protegen a las víctimas, así como un entramado institucional que permite atender a quienes sufren de este problema, cada vez son más los casos que se presentan, y muchas veces, de una complejidad difícil de asimilar. Solamente con una visión integral y multidisciplinaria, que incluya la participación conjunta de academia, gobiernos y sociedad civil

               ANÁLISIS DE DATOS Y
             RESULTADOS

En 2021, 11 países de América Latina registraron una tasa igual o superior a una víctima de femicidio o feminicidio por cada 100.000 mujeres (Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay). De estos países, las mayores tasas de femicidio o feminicidio se registraron en Honduras (4,6 casos por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2,7 casos por cada 100.000 mujeres) y El Salvador (2,4 casos por cada 100.000 mujeres). 

En el caso del Caribe, para el 2021, Belice ha registrado una tasa de muertes violentas de mujeres por razón de género de 3,5 por cada 100.000 mujeres, mientras Anguilla e Islas Vírgenes Británicas no han registrado ningún caso de víctimas de violencia letal de género en sus territorios. 

              GRAFÍCA DE LOS 
            FEMINICIDIOS

De enero a diciembre de 2021, un total de 966 asesinatos fueron catalogados como feminicidios en México y todas las señales apuntan a que la fecha no vaya a diferir mucho en 2022. Este tipo de homicidio se define como la muerte de una mujer o niña a causa de su género. El número de mujeres mexicanas que fueron víctimas de feminicidio creció continuamente a lo largo del período estudiado.


                    POBLACIÓN

En América Latina las tasas más altas por cada 100.000 mujeres de feminicidios o femicidios en 2020 corresponden a Honduras (4.7 por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2.4) y El Salvador (2.1). Los 10 países que informaron una disminución en las tasas de feminicidio en comparación con el año 2019, son: Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. La Argentina y México mantuvieron las mismas tasas de feminicidio que en 2019, mientras que tres países (Ecuador, Costa Rica y Panamá) registraron un aumento en comparación con el año anterior.
 En el Caribe, Trinidad y Tabago registró un aumento de la tasa por cada 100.000 mujeres de 2019 a 2020 (de 2,9 a 3,1 ). Anguila e Islas Vírgenes Británicas no registraron ningún caso de muertes violentas de mujeres por razones de género en 2020.

 GENTE QUE SATISFACIO LOS FEMINICIDIOS

La violencia contra las mujeres: efectivo mecanismo para mantener el orden social

La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer4 en su artículo primero define a esta violencia como "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada". Esto enmarcado en un contexto de relaciones asimétricas, que determinan quién ostenta el poder entre los sexos, por lo que es imposible entender la violencia sin conocer el sistema androcéntrico hegemónico en la sociedad.

La violencia contra las mujeres ha sido una constante en la historia humana, y un mecanismo efectivo mediante el cual se ha mantenido su subordinación ante la supremacía de lo masculino. Para entender esta organización social que pareciera 'natural', pero que es construida de manera violenta, es útil el concepto de habitus, propuesto por Bourdieu, un "sistema de categorías de percepción, pensamiento y acción" (1996, 11); es esa imposición social que prepara a la mujer, durante toda su educación y formación, para encontrar su condición de subordinación natural e incluso deseable. El habitus le genera a la mujer esta disposición "para entrar en el juego por procuración, es decir, en una posición a la vez exterior y subordinada, y a conceder a la preocupación masculina [...] una suerte de atención enternecida y de comprensión confiante generadoras también de un profundo entendimiento de seguridad" (Ibid., 42). Es algo tan obvio, tan somatizado, que ni las propias mujeres lo ven.5

En contraparte, es justo el habitus lo que afirma a lo masculino como lo legítimo y superior, es "matriz de todas las percepciones, pensamientos y las acciones del conjunto de los miembros de la sociedad" y es, además, un fundamento indiscutido de la visión androcéntrica de la reproducción biológica y social, "porque se halla situado fuera de las tomas de conciencia y del examen" (Ibid., 23). Es por ello que resulta difícil cuestionar su complejidad y entender la lentitud con que se modifican las relaciones de género. En este sentido, la mal llamada "tolerancia" de muchas mujeres a la violencia de pareja o de cualquier tipo no es más que el "reflejo de una dimensión invisible de la violencia, de una naturalización del fenómeno, que no por ello es menos lasciva" (Segato 2003, 107).

En el sistema androcéntrico, que ordena el comportamiento social, la violencia hacia las mujeres se entiende como un llamado al orden, es el medio a través del cual se deja claro que el poder es ejercicio masculino sobre el cuerpo, los comportamientos, la subjetividad y los derechos de las mujeres (Zúñiga et al. 2012). El mecanismo es tan refinado, que esta violencia contra las mujeres puede adoptar diversas formas e intensidades, pero representa un continuum en la vida de éstas, que no hay ámbito que esté libre de ella; se encuentra tanto en el espacio íntimo y doméstico como en el público, comunitario, educativo, laboral e institucional.

Por sus características, la violencia física es la más visible, pero no necesariamente la de mayor brutalidad e impacto. De acuerdo con Segato (2003), la violencia moral6 es el más eficiente de los mecanismos de control social y de reproducción de las desigualdades, pues sostiene que "por su sutileza, carácter difuso y su omnipresencia, su eficacia es máxima en el control de las categorías sociales subordinadas" (Ibid., 114). Es este distintivo de invisibilidad lo que permite ser socialmente aceptada y validada, y por ello es más insidiosa que la física, pues no deja marcas visibles, pero mina la autoestima, la confianza y la capacidad de acción y búsqueda de autonomía de la mujer a quien se le impone.

La violencia feminicida se vale de la violencia moral para generar en torno a la mujer todo un contexto de violencia persistente, progresiva y de múltiples tipos para atentar contra su existencia, por el solo hecho de serlo, en una sociedad en la que lo femenino es subordinado y ese principio moral letal no está a discusión. De modo tal que la legitimidad de la violencia moral permite que sea una estrategia de reproducción del sistema androcéntrico, de dominación masculina. El proceso, señala Segato, se puede entender como:

[... ] una situación de violencia estructural, que se reproduce con cierto automatismo, con invisibilidad y con inercia durante un largo periodo luego de su instauración, tanto en la escala temporal ontogenética de la historia personal a partir de su fundación doméstica en la primera escena, como en la escena filogenética, es decir, del tiempo de la especie, a partir de su fundación mítica secreta (2003, 113).

Es importante enfatizar que la violencia se hace presente para las mujeres, en sus diferentes modalidades y manifestaciones, en todos los ámbitos en que se sitúen sin importar su condición social, económica, étnica o de cohorte. En este sentido, la violencia feminicida debe ser reconocida como un continuum creciente, que acorrala a las mujeres y las pone en riesgo constante de perder la vida,7 en el cual el feminicidio es el límite, pero siempre antecedido por una amplia variedad de abusos y de violencia moral.
La violencia contra las mujeres en todos los espacios de su actuación, tanto públicos como privados: casa, trabajo, escuela, calle y a lo largo de su existencia, ya que se presenta desde la más temprana infancia hasta la vejez, obligan a colocar a la problemática como ese continuum donde la que se vive en un determinado lugar se intrinca o entreteje con las que una misma mujer puede experimentar en otros ámbitos al mismo tiempo, como es el caso de la feminicida que se articula con la sexual, de pareja o doméstica (Castro 2004; Muñoz y Martínez 1998; Russell y Harmes 2006).

De acuerdo con lo anterior, el automatismo e invisibilidad con que opera la violencia invita a abordar las subjetividades de los actores sociales que la viven como víctimas o victimarios, para entender la forma en que se ejerce y reproduce. En este sentido, como señalan Zúñiga et al. (2012), se hace necesario regresarles a las víctimas de violencia la capacidad inherente de todo ser humano de ser sujeto. Esta perspectiva se utiliza para adentrarse en el análisis de la violencia feminicida que se vale de la moral para controlar a las mujeres hasta el extremo.

                  MUESTRA.    

La población de nuestra investigación son todas las mujeres entre los 18 y 40 años que son víctimas o testigos de maltrato por parte de su pareja en los departamentos de Chinandega, Managua, Nueva Segovia y Rivas.
Hemos seleccionado como muestra de nuestra investigación un total de 105 mujeres como antes mencionamos víctimas o testigos del maltrato. Distribuyendo 40 en Managua por ser el departamento con la mayor población, 20 en Chinandega, 20 en Nueva Segovia y 20 en Rivas. Adicionamos aparte 5 entrevistas a especialistas en la materia, entre ellas las dirigentes de los distintos movimientos a favor de la mujer tales como Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra, Red de Mujeres Contra la Violencia, La Comisaría de la Mujer, La Policía Nacional y El Comité de la Familia. 

                    Maniobra

1. Escucha y cree a las sobrevivientes
Cuando una mujer comparte su historia de violencia, está dando el primer paso para romper el ciclo de maltrato. Debemos garantizarle el espacio seguro que necesita para hablar y ser escuchada.

2. Enseña a la próxima generación y aprende de ella
El ejemplo que damos a la generación más joven determina la manera en que esta piensa sobre el género, el respeto y los derechos humanos. 

3. Exige respuestas y servicios adecuados para su propósito 
Los servicios para las sobrevivientes son servicios esenciales. Esto significa que para las sobrevivientes de la violencia de género debe haber refugios, líneas de atención telefónica, asesoramiento y todo el apoyo que necesiten, incluso durante la pandemia del coronavirus.

4. Comprende qué es el consentimiento
El consentimiento convencido dado libremente es imprescindible, en todo momento.
En lugar de oír un “no”, asegúrate de oír un “sí” activo que haya sido expresado por todas las personas involucradas. Integra el consentimiento convencido en tu vida y habla de él.
Frases como “se lo estaba buscando” o “los hombres así son” intentan desdibujar los límites del consentimiento sexual, culpabilizar a las víctimas y exculpar a los agresores del delito que han cometido.
Puede que las personas que usan estas expresiones entiendan el consentimiento como una idea vaga, pero la definición es muy clara. Cuando se trata de consentimiento, no hay límites difusos.

5. Conoce los indicios del maltrato y aprende cómo puedes ayudar
Hay muchas formas de maltrato y todas ellas pueden dejar secuelas físicas y emocionales graves. Si te preocupa una amiga que pueda estar sufriendo violencia o que se siente insegura junto a alguien, revisa los siguientes indicios de maltrato y aprende las maneras de ayudarla a encontrar seguridad y apoyo.

6. Inicia una conversación
La violencia contra las mujeres y las niñas constituye una violación de los derechos humanos que ha sido perpetuada durante décadas. Es omnipresente, pero no es inevitable, a menos que permanezcamos en silencio.
      
             OBJETIVO GENERAL

Reducir la prevalencia y severidad de los daños a la salud causados por la violencia contra las mujeres, con particular énfasis entre aquéllas que se encuentran en situación de mayor riesgo o vulnerabilidad.

           OBJETIVOS ESPECÍFICOS.    

Promover la detección temprana de la violencia familiar y de género en las instituciones del Sistema Nacional de Salud, como un problema de salud que genera gran carga de enfermedad entre las mujeres de 15 años y más.
Garantizar a las mujeres el acceso oportuno a servicios de atención médica y psicológica especializada de las consecuencias de la violencia familiar o de género.
Contribuir a que las mujeres y sus hijos e hijas que viven en violencia extrema cuenten con espacios seguros que les brinden protección, atención médica, psicológica y orientación legal.
Contribuir desde el Sistema Nacional de Salud a la prevención de la violencia familiar y de género; así como a la promoción del derecho a una vida sin violencia como parte de los derechos humanos de las mujeres.
Contar con información científica, actualizada, íntegra y comparable sobre la frecuencia, distribución y factores de riesgo asociados a la violencia familiar y de género en México y sus consecuencias sobre la salud.
Promover la atención integral, solidaria, con perspectiva de género, respetuosa, multidisciplinaria e interinstitucional, que evite la revictimización de las personas afectadas por la violencia familiar y de género.
 
                 DESARROLLÓ.    .

El feminicidio, en su acepción más común, se define como el homicidio de una mujer por motivo de su sexo.
Sin embargo, numerosos grupos feministas consideran esta definición como incompleta, pues, bajo su criterio, el feminicidio comprende no sólo los homicidios, sino todo el conjunto de violaciones de los derechos humanos de las mujeres por razón de su género. De esta manera el feminicidio incluiría también los maltratos, las violaciones o la explotaciones.
Es una reacción misógina de los hombres por la supremacía de género que les es asignada socialmente. El patriarcado utiliza la opresión, discriminación, explotación, desvalorización que provocan el control absoluto sobre las mujeres y niñas, incrementado por la impunidad judicial en torno a los delitos en contra de las mujeres, sean estos violencia doméstica en todas sus modalidades, (física, verbal, sexual, económica, emocional o institucional
El feminicidio puede ser cometido por un conocido o desconocido, pero en ambos casos, son el extremo de variadas formas de discriminación hacia la mujer que se refleja en maltrato, insultos, desprecio, abandono, hostilidad, degradación. 

          CONCLUSIÓN.      

Se trata de un sentimiento de odio hacia las mujeres tan fuerte que puede conducir al asesinato con el objetivo de eliminar a cualquier individuo de ese género
Sin embargo estos no son los únicos feminicidios cometidos, ya que las estadísticas oficiales no incluyen los crímenes cometidos por padres o hijos o por los clientes de prostitución así como los de los proxenetas. Es por ello que resulta tan importante observar estos feminicidios desde la óptica adecuada, ya que muchos crímenes de género tienden a pasar inadvertidos.
La no utilización de la categoría feminicidio en estos casos lleva a que no se conozcan las características concretas de esta clase de crímenes, ya que ni mucho menos todos los tipos de violencia contra las mujeres terminan en asesinato como así parecen indicar las fuentes oficiales.
  
   BIOGRAFÍAS DE LOS FEMINICIDIO.  

Elizabeth Stanton
(1815/11/12 - 1902/10/26)

Feminista estadounidense
Una de las organizadoras de la primera convención feminista en Seneca Falls.
Obras: Solitude of Self, The Woman's Bible...
Cargos: Presidente de Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer
Partido político: Partido Republicano
Padres: Daniel Cady y Margaret Livingston
Cónyuge: Henry Brewster Stanton
Hijos: Daniel Cady Stanton, Gerrit Smith Stanton, Henry Brewster Stanton, Theodore Weld Stanton, Margaret Livingston Stanton Lawrence, Harriot Eaton Stanton Blatch, Robert Livingston Stanton
Nombre: Elizabeth Cady Stanton

Elizabeth Stanton nació el 12 de noviembre de 1815 en Johnstown (Nueva York).
Fue la octava de los once hijos de Daniel Cady y Margaret Livingston. Cinco de sus hermanos murieron en la infancia. Un sexto hermano, su hermano mayor Eleazar, murió a los 20 años, justo antes de su graduación de la universidad.
Cursó estudios en el Seminario Femenino Troy.
Entró pronto en contacto con movimientos de abstinencia de bebidas alcohólicas y antiesclavistas. En uno de ellos conoció al que sería su esposo Henry Brewster Stanton, periodista antiesclavista. Contrajeron matrimonio en 1840 y fueron padres de siete hijos.
En 1848, junto Lucretia Coffin Mott, organizó la primera asamblea en defensa de los derechos de la mujer en Seneca Falls (Nueva York). Para el congreso, redactó una Declaración de Sentimientos, donde exigía el derecho al voto para la mujer. En este congreso conoció a Susan B. Anthony. Desde 1868 hasta 1870, publicaron el semanario Revolution, en Nueva York, y en 1869 fundaron la Asociación Nacional para el Sufragio Femenino (que a partir de 1890 se llamó Asociación Nacional para el Sufragio de las Mujeres Estadounidenses). En 1888 colaboró en la fundación del Consejo Internacional de las Mujeres.
Elizabeth Stanton falleció el 26 de octubre de 1902 en Nueva York.


              CONCLUSIÓN

Cómo conclusión es evidente que la violencia de género constituye un grave de problema de salud pública que requiere de un abordaje integral e integrado Desde una perspectiva interdisciplinar